- Jorge Luis Borges -


"Uno está enamorado cuando se da cuenta de que otra persona es única"

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4.2.10

Ir a la cancha, un ritual

Entiendas o no entiendas de fútbol, por lo menos una vez, está bueno ir a ver un partido. No importa si no sabés las reglas del juego, basta con que le pongas ganas y buena onda. La adrenalina, el movimiento de aquellos espectadores que tenés alrededor tuyo y los famosos cantitos que tan sólo te toma segundos aprender, son los únicos condimentos que se necesitan para estar allí.
Cuando sientas ese especie de calor en todo tu cuerpo es donde, tal vez, puedas llegar a entender porqué tantas personas se enloquecen por el juego popular. De repente te das cuenta de que todos son amigos con todos, ni siquiera se conocen pero con una imponente cancha frente a sus ojos, y un partido que por momentos se vuelve crucial, se arman charlitas como si fueran amigos de toda la vida. En el estadio, las alegrías y tristezas son las mismas y los gritos de gloria y los abucheos van en la misma dirección. Existen muchos elementos que diferencian a los espectadores unos de otros, desde los colores de una camiseta, hasta los orígenes de donde proviene cada uno de ellos, pero si hay algo que los une, es la emoción y la pasión que se puede vislumbrar en los rostros de los miles de hinchas.
Una vez que vayas y puedas percibir alguna de estas sensaciones, te vas a dar cuenta de porqué los partidos que se emiten por televisión no te llaman la atención. Es algo que ni ellos te van a poder explicar, y una vez que estés ahí, también se te va a hacer difícil expresarlo.
Ya no se trata de bandos, camisetas o colores. Sin que te des cuenta, el juego te va a atrapar, y aunque no salgas una chica súper futbolera y hasta quizás no vuelvas a pisar una cancha en mucho tiempo, por lo menos vas a haber conocido un poco más de su mundo, y tal vez así, entenderlos un poco más.

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