Creciendo con ellos





Dejemos huellas
Despedida


- Proyectos y sueños, más desarrollados que a principios de 2008.
- Referentes, tanto del periodismo como de la vida.
- Experiencias, situaciones que no pensábamos poder resolver, y sin embargo nos probaron a nosotras mismas.
- Risas y algunos llantos.
- Extensos días, tardes y noches de trabajos prácticos, mechados con charlitas íntimas.
- Amistades de las buenas e incondicionales.
- Y sobre todo, ganas de quedarnos un ratito más.
Arriba el ánimo
City warming

Sola
Pienso

Nota al lector: No suelo escribir en primera persona, a veces para plantear una distancia entre vos, que estás leyendo, y yo (me incomoda ser la protagonista). Otras, para no delatarme en público. Esta vez no me quedó otra, no quiero -ni puedo- apartarme. Cosas que siento, cosas de las cuales no puedo desprenderme. Sepan disculpar.
A veces pienso demasiado
Pienso en mi abuela que ya no está conmigo, no porque haya muerto, si no porque ella decidió no volver a vernos a mis hermanos y a mí. Pienso en el destino, tan incierto y tan inalcanzable. Pienso en aquellas personas que conocí a en la vida, pero siguieron de largo, no se quedaron.
Pienso en todas las cosas que me gustaría que sucedan, pero sólo con paciencia se llevarán a cabo.
Pienso en la escuela. Cuando todo se vuelve complicado, recuerdo aquellos años en los que la vida parecía un poco más simple.
Pienso en la fugacidad del tiempo, y a veces hasta me angustio.
Por lo general, recuerdo esas cosas en el tren cuando voy a al facu o cuando apoyo la cabeza en la almohada antes de quedarme dormida.
A menudo sueño despierta
De repente me quedo inmóvil, mirando a la nada, a veces imaginando qué tan anciana estará esa mujer que tantas veces extrañé y que hoy lloro en silencio. O qué andarán haciendo en ese preciso momento aquellos con los que alguna vez coincidimos en el camino y ya no me los encuentro más.
Pero para mi suerte, suelo dedicar la mayoría de mis pensamientos, y con mucha más frecuencia, a todos aquellos que hoy están conmigo. Esos amigos que, a pesar de los tropiezos y contratiempos de la vida, todavía te dan abrazos y besos.
Pienso en mis viejos, que tanto trabajaron para darnos a mis hermanos y a mí lo mejor que pudieron. Aquellos que me aceptan tal cual soy y me enseñan a convertir en una persona mejor.
Pienso en mi novio, en la suerte que tuve al encontrarlo entre tanta gente que muchas veces lastima sin darse cuenta. No intenta cambiarme, me acepta, sin peros, sin vueltas.
Pienso en aprovechar el tiempo, en mantener contacto con la gente que realmente vale la pena –y para la cual, valgo la pena- y me manejo con la convicción de que los días no deben pasar en vano.
Y mientras camino por calle Corrientes para volver a mi querido barrio, y la gente me mira como si fuera una loca que sonríe de la nada, pienso en lo afortunada que soy. Por suerte, también pienso en estas cosas.